domingo, 27 de febrero de 2011

Carta de un niño y una niña a todas las Maestras/os y Educadoras/es del Mundo.

"No me des todo lo que pido, a veces sólo pido para ver cuánto puedo coger.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces, me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.
No me des órdenes, si me pidieras las cosas las haría más rápido y más a gusto.
Cumple las promesas, buenas o malas, si me prometes un premio, dámelo, pero también si me prometes un castigo.
No me compares con nadie y menos con mis hermanos y hermanas, si me haces lucir peor seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mí mismo/a, si tú lo haces todo por mi yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y pierdo la confianza en lo que me dices.
Cuando hago algo malo no me exijas que te diga el porqué, ni yo mismo/a lo sé.
Cuando estés equivocada/o en algo, admítelo, crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones.
No me digas que haga una cosa si tú no la haces, yo aprendo de lo que tú haces y no de lo que me dices.
Cuando te cuente un problema mío no me digas: “No tengo tiempo” o “Eso no tiene importancia”, trata de comprenderme y ayudarme.
Trátame con la misma cordialidad con la que tratas a tus amigos y amigas, aunque no seamos “familia” no quiere decir que no podamos ser amigos y amigas.
Y por último dime que me quieres, me gusta oírtelo decir aunque tú no creas necesario decírmelo."
Firmado: Niños y niñas del mundo.

viernes, 18 de febrero de 2011